Las estancias turísticas ofrecen una combinación única de confort y conexión con la naturaleza, adaptándose a las necesidades de los viajeros en cualquier época del año. En Estancias Don Joaquín, la experiencia de hospedaje se enriquece con comodidades pensadas para cada estación, garantizando el disfrute en cada visita.
Verano y aire libre
En verano, las jornadas al aire libre son protagonistas. Las piscinas al aire libre permiten refrescarse bajo el sol, mientras que las cabalgatas y paseos por los campos invitan a descubrir los paisajes rurales. Las noches templadas se disfrutan en galerías y patios, ideales para compartir un asado con familia o amigos.
El otoño trae temperaturas más suaves y paisajes teñidos de tonos ocres y dorados. Es un momento ideal para disfrutar de caminatas entre los árboles, recorridos en bicicleta o actividades de contacto con la naturaleza. Las habitaciones acogedoras y los espacios comunes de la estancia brindan un refugio cálido para descansar tras un día de exploración.
El encanto del campo
Durante el invierno, el encanto del campo se vive de manera más introspectiva. Los ambientes calefaccionados y las chimeneas encendidas crean una atmósfera acogedora. Las tardes pueden transcurrir entre degustaciones de gastronomía casera, lectura junto al fuego o simplemente disfrutando del silencio y la tranquilidad que ofrece el entorno.
Con la llegada de la primavera, el campo se renueva con colores vibrantes y temperaturas agradables. Es el momento perfecto para retomar las actividades al aire libre, como paseos en carruajes, recorridos por la fauna y flora local, y jornadas de descanso en hamacas o jardines floridos.
Cada estación tiene su propio encanto en Estancias Don Joaquín, ofreciendo opciones de alojamiento y actividades que se ajustan a las preferencias de cada viajero, garantizando una experiencia inolvidable en cualquier momento del año.